Valores y fotografía.
En un mundo donde los valores personales parecen haber sido arrojados al olvido, la fotografía emerge, como un medio para rescatarme del abismo de la indiferencia.
Mi viaje como fotógrafo comenzó en 2009, más como un aficionado que como un profesional. Desde entonces, he sentido la necesidad constante de aprender y avanzar. Mis valores clásicos están arraigados tanto en mi personalidad, como en mi desarrollo cognitivo. Lo mismo como fotógrafo, que como persona. Intento aplicar estos valores diariamente, ya que son el legado de quienes me inculcaron. Con la intención de destacarme entre el resto.
A lo largo de los años, muchas personas han pasado por mi vida y mi trabajo, pero extremadamente pocos han logrado ver y comprender estos valores en mi. Reconozco que aún tengo mucho que evolucionar y mejorar, ya que la grandeza humana reside en aprender de nuestros errores, aunque algunas veces este proceso sea más difícil que otras.
Habitualmente intento no darle importancia al qué dirán sobre mí los demás, pero al vivir en sociedad, a veces es inevitable y muy difícil hacer oidos sordos.
Valores en tiempos de cambio
Vivimos en tiempos de cambio, donde valores como el compromiso, la lealtad y la determinación parecen estar desvaneciéndose. La complacencia y el conformismo predominan, marginando a aquellos que tienen algo genuino o diferente que ofrecer.
Sin embargo, me niego a quedarme en la mediocridad y el conformismo. Fui educado para trabajar en mis convicciones y valores que están profundamente arraigados.
Convirtiéndome en alguien que muy pocos comprenden y que muchos preferirán evitar.
A menudo me toca pelear contra el desánimo y la frustración, deseando avanzar pero sintiendo que las circunstancias están en mi contra. Sin embargo, estoy decidido a hacer todo lo que esté a mi alcance para acercarme un paso más a mis metas.
Los viajes hacia nuestros objetivos no son solitarios. Están acompañados por los prejuicios y la envidia de quienes nos observan desde fuera. La envidia y la falta de carisma en los que critican sin hacer nada. Revela las ganas de verte fracasar para su propio regocijo. Pero lo que no comprenden es que el camino hacia nuestros sueños rara vez es fácil, pero si lo fuera, probablemente no valdría la pena.
Los valores posiblemente están. Pero ya no conviene mostrarlos. Es mejor pisotearlos y conformarnos con lo que nos den, aunque eso suponga tener que renunciar a aquello que quieres. En alguna ocasión leí algo que para mí se ha convertido en una ley universal:
Si quieres cumplir tu sueño, tendrás que sacrificar algo. Y si no lo haces o si te conformas con lo que tienes, ese sueño será lo que sacrifiques.
Fotografía y Valores.
Estoy convencido que el hecho de que la fotografía entrase en mi vida no fue por casualidad. Y es que en un mundo que nos dice cómo deberíamos lucir, qué deberíamos poseer y cómo deberíamos vivir, la fotografía puede ser nuestro acto de rebeldía. Es el grito de los que se niegan a conformarse con la superficialidad, los que se atreven a capturar la autenticidad en un mundo lleno de artificios. Pero para eso es necesario atreverse a dedicar tiempo, esfuerzo, compromiso, sacrificio… No todo el mundo está dispuesto a arriesgar estos valores.
Habitualmente utilizo la fotografía como un medio de expresión personal. O bien para contar como me siento en un momento o ante una situación determinada. Por eso para mí es tan importante el compromiso y no solo de calidad. Sino el de los valores que me inculcaron de pequeño de constancia y de esfuerzo para conseguir mis metas.
Es muy probable que sea un camino solitario, incomprendido y hasta diría que frustrado. Podría ser como los demás pero la cuestión es que no lo voy a ser, porque eso me hace diferente. Y en la diferencia radica la autenticidad y el compromiso de seguir siempre mi camino hasta alcanzar las metas propuestas.